Ansiedad; la nueva anormalidad
¿De dónde viene tanta ansiedad? Esta sensación de nunca estar obteniendo resultados o que apenas se consigan éstos no serán suficientes. ¿Cuál es la fuente de tanta ansiedad con la angustia, el estrés y la depresión que produce? Resulta difícil vernos a nosotros mismos, a la mayoría de los que conocemos y a nuestros seres queridos como los responsables de este ánimo introyectado y generalizado que nos afecta a todos. Además, descubrir la fuente de esta epidemia puede ser menos fructífero que comprender cómo se disemina y evitar “contagiarnos” este lastre. El contexto actual, sin duda, ayuda a que podemos entender mejor su dimensión como problema de salud pública.
Por ahora dejaremos el origen de lado y pondremos atención en cómo se transmite. Poco a poco iremos analizando quiénes y cómo transmiten ansiedad.
¿Recuerdas tus primeros éxitos y que ello te alentó a creer que lo que haces y piensas está bien y es lo único que funciona –si no en el mundo– en tu círculo entero? O bien, ¿estás en búsqueda del éxito y las únicas referencias que tienes sobre cómo conseguirlo son inamovibles y estás convencido que de seguir puntualmente lo que se te dice lograrás todo a lo que aspiras? Pues funcionar así nos hace “snobs”. Sí, esa palabra que se traduce como engreído o petulante y que, comúnmente asociamos a un estilo de vida y presunción material pero que, en realidad, se trata de la creencia ciega en que la forma de ser y pensar de uno –y de los que forman nuestro círculo social– es la correcta y única legitima.
Somos hordas de snobs asegurando a otros cómo se deben hacer y pensar las cosas, qué está bien y cuán importante es algo o alguien. Apenas conocemos o nos presentan a una persona y de las preguntas más comunes e inmediatas que hacemos es “¿A qué te dedicas?”; buscamos en esa información saber si vale la pena continuar conversando y cómo hacerlo, o si debemos dar media vuelta e ignorarnos. No está mal el interés en conocer a los demás, sino en reducirlos a solo un dato y la conveniencia que puede tener para nuestros propios intereses. Siendo snobs, engreídos, sólo estamos promoviendo el individualismo que dificulta y agravia la convivencia de todos.
¿Qué sigue? Con las pistas que vamos recabando podemos comenzar a reflexionar sobre los momentos y circunstancias en las que actuamos inflexible y soberbiamente. Hoy tenemos una doble suerte –buena y mala– en lo que a abundancia se refiere de medios e información para superar actitudes y creencias que nos limitan con lamentables consecuencias para nuestra salud mental y bienestar propios y colectivo; avanzamos demasiado lento, a veces, aunque sepamos mucho, retornamos a condiciones antes superadas; en nuestro moderno estilo de vida quizá sabemos demasiado pero comprendemos demasiado poco también. Sin embargo, hay esperanza y debemos repetir con abundante frecuencia tratar a los demás como personas complejas con una historia y muchas capas por descubrir justo como nosotros mismos, y no como a un candidato que se puede desechar.
Esta entrada quiere animarte a reflexionar qué haces para producir ansiedad para ti y a otros. Queremos ofrecerte los recursos y atención especializada para atender las causas y consecuencias de sufrir esta grave epidemia que afecta a millones de seres humanos. Acércate y disfruta creando tu bienestar.